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Cada vez acuden más personas a nuestra consulta afirmando cosas como:

No sé qué me pasa, me mareo sin sentido, me sube un sudor frío por la espalda, me late muy deprisa el corazón y desde hace tiempo tengo un nudo en la garganta, no puedo dormir bien y la vida estresante que llevo no me deja parar ni un minuto. A veces siento que tengo que parar pero relajarme me pone aun más nervioso porque es entonces cuando empiezo a pensar…Creo que tengo ansiedad…

Efectivamente, en esa afirmación nadie se equivoca, todos la tenemos.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es un estado de ánimo caracterizado por la inquietud y la agitación. Gracias a ella los seres humanos sobrevivimos día a día, es lo que nos hace reaccionar ante un peligro, se trata de la activación que nuestro cuerpo necesita al frenar el coche que conducimos y evita el atropello de una persona, nos permite estudiar a tope en época de exámenes, rendir en el trabajo y cuidar de nuestros hijos.

Entonces ¿cuál es el problema?

El problema se da cuando la ansiedad aparece en exceso, a diario, ante situaciones que muchas veces no implican un peligro real y sobre todo nos impide reaccionar de forma satisfactoria ante los acontecimientos de nuestra vida.

Y… ¿cómo se que tengo ansiedad?

La ansiedad se manifiesta en nuestro ser de tres formas:

  1. En nuestra mente:
    • Estado de preocupación constante, temor e inseguridad en lo que hacemos y decimos, pensamientos negativos de incapacidad e inferioridad, falta de concentración e incapacidad para tomar decisiones, sensación de desorganización de vida.
  2. En nuestro comportamiento:
    • Estado de hiperactividad o paralización, movimientos torpes y desorganizados, dificultades en el habla. Los más importantes: «escape» huimos de las situaciones que nos generan malestar y «evitación» terminamos evitando esas situaciones  llegando a permanecer más tiempo dentro de casa del deseado.
  3. En nuestro organismo:
    • Gran variedad de síntomas como mareos, accesos de calor, sensación de ahogo, respiración rápida, náuseas, vómitos, micciones frecuentes, impotencia, anorgasmia,  tensión muscular, temblor, hormigueo, dolor de cabeza, palpitaciones…

Aunque este resumen de síntomas nos aporte información, se recomienda acudir a un profesional de la salud para hacer un diagnóstico preciso, descartar otras enfermedades y valorar el tratamiento más conveniente en cada caso.

¿Medicación? orfidal, alapryl, diazepam…¡No quiero depender de ellos!

La respuesta es, «no siempre y nunca sin terapia psicológica».

No siempre:

Existen casos en los que la medicación es importante para que la persona pueda realizar su día a día, moverse, ir a trabajar, cuidar de otras personas. En otros casos la medicación no es necesaria y se puede pasar sin ella. En cualquiera de los dos casos, son los profesionales de la salud los que deben tomar la decisión y nunca la persona por sí misma y mucho menos elegir el tipo de medicación a consumir.

Nunca sin terapia psicológica:

La medicación actúa sobre el tercer grupo de síntomas de ansiedad antes mencionados,  pero no incide en nuestros pensamientos y acciones. Es el psicólogo el que proporciona las herramientas y técnicas para poder incidir sobre los pensamientos negativos y comportamientos que permiten el logro de nuestras metas.

No dejes que la ansiedad escriba y dirija tu vida, no dejes pasar más tiempo y escribe tu propio guión.

11 comentarios

  1. Buenas tardes Mercedes, estupendo artículo, conozco varios casos de personas que creen tener ansiedad y ellas mismas se recetan esos médicamentos. Creo que la auto medicación y mas con estos productos es muy peligrosa.
    Estoy contigo en que lo mejor es consultar con y profesional como vosotros!!

    1. Muchas gracias Antonio. Exacto, han pasado muchas personas por consulta en esas circunstancias y hemos podido ayudarles. Incluso en la elección de la terapia psiocológica, cada persona es diferente a todas las demás y lo que es válido parta unos no tiene que serlo necesariamente para otros. Agradecemos mucho tu participación, ¡un fuerte abrazo!

  2. Hola,

    Me ha gustado mucho su artículo porque me he sentido identificada, sobre todo por los síntomas de los mareos y por la dificultad por conciliar el sueño.

    Me gustaría que me dieran consejos para poder solucionarlo.

    Muchas gracias!

    1. Muy buenas Rosario, los síntomas fisiológicos son los más duros de la ansiedad, muchas personas sienten los mareos y la sensación de desvanecimiento, lo que hace muy difícil completar las rutinas diarias. En esos casos puedes probar a parar de hacer cosas, respirar profundamente hasta que se pase. Lo peor de eso es que en el 98% de los casos esos mareos van acompañados de pensamientos negativos que permiten que la ansiedad se mantenga y los síntomas vayan a mas. Al igual que cuando acudimos a un doctor con dolor en el estómago nos hacen pruebas para descubrir lo que ocurre, los psicólogos necesitamos recolectar información para descubrir la fuente del malestar y poder atacar el problema de raíz, insistimos, cada persona es individual en su ser y aunque existen consejos generales es conveniente ver los más adecuados para cada uno.
      Respecto al insomnio pasa algo parecido, habría que ver si es insomnio de inicio, parcial o final y qué es lo que anda mal por nuestros pensamientos y acciones. Como consejo general lo ideal es realizar actividades relajantes por la noche, evitar la cafeína y otros excitantes desde las 17:00 y no centrarnos en la idea de no poder dormir. Te invitamos a que nos consultes sin compromiso por teléfono y podremos concretar más. ¡Besos y animo!

  3. Interesante artículo, sobre todo porque explica claramente cómo reconocer los síntomas de la ansiedad, que es el primer paso para combatirla…

    gracias!! sois muy grandes!!

  4. Buenos días, me parece un artículo fantástico, la verdad que hasta que no he leído vuestra aportación sabía que me pasaba algo pero me faltaba ponerle palabras, ahora ya sé que se llama «ansiedad». Gracias por vuestra aportación 🙂

  5. Gracias Antonio por aportarnos tu opinión, desde luego que tenemos que coger mas conciencia , porque «hay una epidemia de sobremedicación», cada vez vamos más a lo rápido sin medir consecuencias.
    Saludos;

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